LAS GACHAS - JACUZZIS NATURALES DE SANTANDER
- Mauricio Olaya
- 11 ene 2017
- 2 Min. de lectura
A veces surgen preguntas cuando nos paramos frente algunas de las miles de maravillas que nos regala la madre naturaleza. Llegar al sitio conocido como Las Gachas, en cercanías al municipio santandereano de Guadalupe, las preguntas se atoran una tras de otra. El color de las aguas, las formaciones rocosas y esos cráteres que se dibujan sobre la laja y que mas tarde habrá de corroborarse, se corresponden literalmente a unos jacuzzis naturales distribuidos a lo largo de los 3 kilómetros de distancia que cubre este escenario, desde la parte alta donde se forman las primeras huellas sobre el lecho de la quebrada, hasta su parte final que cierra con broche de oro, en una cascada que de golpe al caer, desaparece de la vista y se hunde sobre las profundidades de la tierra.
El color de las aguas se resuelve al comprobarse que los orígenes hídricos de la quebrada tienen su vientre en pequeños reductos de cedros, cuyos taninos frutales, al caer y depositarse sobre las aguas, desprende esa particular coloración propia de este valioso árbol maderable, hoy por fortuna protegido en la parte alta de la cuenca.
Las formaciones rocosas, aseguran los geólogos, es el resultado de la erosión de siglos causada por las aguas, sobre un material rocoso altamente salino y por tanto propicio al avance de la erosión.
Los jacuzzis o pequeñas piscinas socavadas en la laja, tienen similar origen, con la ventaja que por efecto mismo de la corriente, generan una dinámica hídrica que hace que quienes se hunden en ella, siempre permanecen flotando en virtud a la fuerza interna de las corrientes que empujan hacia la superficie.
Ahora las palabras se hacen a un lado y su majestad la imagen termina de mostrar esta maravilla de Santander para el mundo.




















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